9 de cada 10 productos digitales fracasan por errores en el proceso de diseño digital, como no definir la funcionalidad clave o no considerar el WoW
El desarrollo de productos digitales es hoy uno de los retos principales para la supervivencia de las empresas y para el éxito de los objetivos de marketing en 2023. Pero muchas empresas fracasan en este intento por un diseño inadecuado de sus productos digitales: según Paradigma Digital, 9 de cada 10 productos digitales fracasan por errores de diseño.
Errores de marketing digital
Del análisis a la parálisis. Un error habitual es querer llevar demasiado atado y detallado todo, haciendo demasiado larga esta primera fase. Más tiempo y más detalle no garantizan el éxito. Es importante tener tiempo para investigar e idear, pero también en el mundo en el que vivimos, hay que testar hipótesis cuanto antes.
Pensar que ponemos al usuario en el centro sin preguntarle ni involucrarle de ninguna forma. En los Power Point, el usuario se comporta como nosotros queremos y no como lo haría realmente. Es importante en todo proceso de creación de un producto hablar con el usuario, observarlo, leer qué opina y llevar esos aprendizajes a la definición para reducir el riesgo de fracaso.
No involucrar a todas las personas relacionadas con el producto desde el principio, sean del departamento que sean. Si alguien tiene que decir algo sobre el producto, es mejor tenerlo en cuenta cuanto antes, de esta forma evitamos bloqueos u otro tipo de problemas que vengan cuando ya esté hecho o sea más costoso cambiarlo. Además, involucrar a todas las personas desde el principio ayuda a la creatividad y hace que se sientan partícipes del producto. Subir a todos al barco desde el principio, aumenta la motivación y el empuje, reduciendo la fricción y problemas a futuro.
No contar con nadie con visión técnica para evitar stoppers. Un producto digital necesita de líneas de código, APIs, datos… Y, efectivamente, hay aspectos que no son viables o cuya viabilidad tiene un coste excesivo. Es un error muy frecuente idear sin IT, pero no hay que equivocarse, si tiene que haber stoppers, vendrán antes o después, mejor no invertir tiempo y esfuerzo en vano.
Ser demasiado ambiciosos en la definición de la primera release y dilatar demasiado el time to market del producto. Hay que desechar la idea de que cuantas más cosas tenga un producto mejor, la clave es elegir la funcionalidad clave, la más usada, la más diferencial… y a partir de ahí seguir construyendo.
No introducir ningún WoW. Ya tenemos un mercado muy saturado de productos digitales sean del sector que sean, hay que saber cómo diferenciarse y dónde está el nivel de aceptación que hay que superar. Además, hoy en día ya hay muchos productos digitales, y muchos de ellos ya llevan tiempo en el mercado, por lo que necesitan un ejercicio de reconceptualización.
Estar demasiado atados al producto actual. Mantener la perspectiva outside-in y buscar de forma creativa cómo salvar las limitaciones actuales de nuestro producto debería ser un ejercicio frecuente. No vale con el “esto ha sido siempre así”. Pensar en todo momento qué cosas nuevas necesita el usuario y cómo se las podemos ofrecer.
No utilizar los aprendizajes que nos proporciona el tiempo de vida del producto actual. Estamos en la era de los datos, contamos con información sobre datos de uso, incidencias, reclamaciones y opiniones reales casi en tiempo real. Utilizarlos nos ayuda tanto a solucionar errores como a apoyarnos en los éxitos. En definitiva, el aprendizaje minimiza el riesgo del rediseño.
Entrar en modo ejecución y olvidarnos de pensar en el producto. Cuando pensamos en hacer un nuevo producto nos ilusiona tener la mejor idea, ponemos mucho cariño en la conceptualización inicial, debatimos intensamente sobre cuál debería ser el MVP con el que enamorar a nuestros usuarios, corremos mucho para salir a producción lo antes posible, etc. Pero una vez que comienza el desarrollo, entramos en modo ejecución y muchos se olvidan de seguir pensando en cómo mejorarlo en cada fase de desarrollo.
Desde Paradigma concluyen que “en el mundo digital tenemos que trabajar de forma más rápida, pero sin dejar de escuchar al cliente. Y el camino es trabajar con un equipo multidisciplinar capaz de paralelizar tareas e ir entregando de forma continua, rompiendo las fases separadas de diseño, desarrollo y testing”.