La mayoría de las compras en el mundo físico traen consigo una investigación previa en internet. O, viceversa, quienes ven algo en una tienda física, suelen acudir a un Marketplace para encontrar el mejor precio.
Regiones como América Latina son un escenario destacado de la transformación en temas como el comercio electrónico. Se estima que más de 10 millones de latinoamericanos hicieron su primera compra online durante 2020, lo que representó un aumento del 37 % en apenas un año, según la firma Morgan Stanley, mientras que este crecimiento se había prácticamente duplicado para 2022, convirtiendo a la región en el mercado de más rápido auge del eCommerce en todo el mundo.
Sin embargo, de acuerdo con Arturo Ramos, Business Head de Región Andina de Geopagos, el volumen de ventas online en América Latina alcanza apenas el 20 % de las ventas minoristas totales.
Según Morgan Stanley, el mercado de eCommerce en Latinoamérica ronda los 100.000 millones de dólares, un número que podría duplicarse en 2025. En el caso de Colombia, el comercio electrónico tuvo un crecimiento del 34 % en 2022, frente al año anterior, según el informe trimestral presentado por la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE).
Las diferencias entre la región y los mercados desarrollados es precisamente el tamaño de la oportunidad que el ecosistema tiene por delante.
El panorama
De igual forma, el desarrollo del comercio electrónico en Latinoamérica se enfrentó a dos situaciones: las dificultades logísticas y de infraestructura, y la escasa penetración de medios digitales de pago.
Ese panorama ya cambió. Con una de las poblaciones más jóvenes del planeta, la penetración de los smartphones en América Latina se intensificó. Esto, sumado a una mayor conectividad, preparó el terreno para la democratización del comercio digital.
De igual forma, según el experto, se produjo un cambio en el ecosistema de pagos. En 2022, de un total de oportunidades de pago que ronda los 1.4 billones de dólares en toda la región, incluyendo retail así como ecommerce, las tarjetas de débito y crédito ya han alcanzado el 44 %.
Otros medios digitales en conjunto acarician el 20 %, dejando al efectivo solo en el 37 % de la torta. Un panorama totalmente diferente al de pre-pandemia.
Ramos aseveró que “el eCommerce ha demostrado ser uno de los principales vectores de inclusión financiera. Y ha crecido gracias a una retroalimentación virtuosa con el desarrollo de los medios de pago: la digitalización de los pagos impulsa el crecimiento del comercio digital, tanto como el crecimiento del eCommerce potencia la digitalización de los pagos”.
Las oportunidades
De igual forma, el eCommerce amplía las oportunidades de venta a marcas, retailers e incluso pequeños comercios. Esto, en una era marcada por la omnicanalidad, es además una necesidad.
La mayoría de las compras en el mundo físico traen consigo una investigación previa en internet. O, viceversa, quienes ven algo en una tienda física, suelen acudir a un marketplace para encontrar el mejor precio.
Agregó el experto que para los consumidores también se trata de un mundo nuevo. El eCommerce no solo permite acceder a una oferta más amplia, diversa y con mayor comodidad, sino que habilita modos innovadores de consumir. El rol de las redes sociales e iniciativas como el Social Commerce crecen en toda la región. Las recomendaciones comienzan a tener cada vez más peso en las decisiones de compra.
Según Ramos, “en ese sentido, el conocimiento del territorio y la cercanía cultural se vuelven un activo fundamental para las empresas. En un contexto de rápido crecimiento y gran potencial, con grandes jugadores globales que intentan disputar el mercado, las compañías latinoamericanas, emprendedores y pequeños comercios tienen una gran ventaja: la posibilidad de generar vínculos de lealtad con sus clientes”.