Cada vez nos cuesta más desconectar de lo laboral, pero es importante buscar espacios para nosotras. Hacerlo solo nos traerá alegrías.
Así, sobre el papel, darle el espacio que merece al tiempo de ocio y descanso parece algo fácil de lograr, pero se complica cuando vemos la cantidad de e-mails pendientes de respuesta, las listas de tareas que cada vez se alargan más o las llamadas entrantes recibidas al móvil de trabajo. Sin embargo, será precisamente el descanso el que nos permita ser más productivas y lograr objetivos sin la sensación de que la mitad de nosotras se ha perdido por el camino entre tanto esfuerzo.
A esa ansiedad, irritación, apatía o depresión que puedes llegar a sentir cuando todo se te hace un mundo, se le llama burnout o desgaste laboral crónico. Una enfermedad – reconocida como tal por la OMS en 2019– que, según afirma Gallup en la investigación Wellbeing-Engagement Paradox, sufre el 52% de los trabajadores. Ella es la culpable de que en el trabajo nos sintamos menos productivas o creativas.
Por esta razón, Lorena de Diego, psicóloga especializada en productividad personal, cree que, para no caer en la trampa del trabajo sin límite, debemos grabarnos a fuego dos palabras: organización y autocuidado. Así, optimizar recursos y marcarse horarios para hacer cosas que nos hagan sentir bien, será la mejor forma de mantener ese burnout a raya.
CUIDARNOS PARA PODER RENDIR
Solo practicando el autocuidado podremos llevar una vida equilibrada y realizar cualquier tarea desde una actitud receptiva y relajada. “Si no estamos bien, no podremos ser productivas. A veces parece que cuidamos más de cualquier dispositivo que de nosotras mismas, como por ejemplo ocurre con el móvil que siempre lo debemos tener cargado, pero ¿cuándo nos cargamos nosotras?”, reflexiona Lorena. Y es que es muy fácil renunciar al autocuidado cayendo en demandas y autoengañándonos con frases del tipo “si yo con cuatro horas de sueño tengo suficiente”. Pero con esta actitud lo que lograremos, según la psicóloga, es entrar en un terreno complicado para nuestra salud.
Por eso es fundamental descansar, comer bien, realizar algo de ejercicio y alguna actividad que favorezca el desarrollo de cada una; puede ser ir al campo, pintar mandalas o pasar tiempo con la familia, “pero algo que nos llene y que nos haga sentir esa satisfacción, más allá de una tarea o una obligación”, explica de Diego. Así, añadiendo pequeñas raciones de esto todos los días y eligiendo esas actividades de forma consciente, conseguiremos que nuestro rendimiento laboral mejore considerablemente.
En relación con esto, cabe reflexionar sobre el modelo que se impone en la mayoría de las empresas, basado en el cumplir de forma obligada el horario establecido; como si fueran el número de horas las que garantizaran el cumplimiento de objetivos. Pero, si se ha realizado el plan del día con éxito y son las cuatro de la tarde, ¿por qué no poder irse e invertir el tiempo en otra cosa? De la misma forma que pasará al contrario, cuando no lleguemos a tiempo y debamos quedarnos hasta más tarde.
“Es cierto que en muchos puestos es fundamental cumplir un horario, sobre todo en aquellos que prestan un servicio a terceras personas, pero también es verdad que existe esa cultura de ‘calentar la silla’. Esto es algo sobre lo que reflexionar porque si se contemplara esa posibilidad de poder irte antes si terminas, probablemente la gente se esforzaría más porque habría una gran motivación. Y está estudiadísimo que un trabajador motivado da mejores resultados”, nos comparte Lorena.
LA IMPORTANCIA DE PONER LÍMITES
Cambiar la mentalidad a la hora de enfrentar una nueva forma de trabajar, más respetuosa con el tiempo libre y sin sentirse culpable por ello, será clave. “Cuando le das el espacio que merece al descanso y al ocio, los momentos en los que estés trabajando, estarás trabajando”, concluye Lorena. Porque precisamente limitar el tiempo de trabajo nos ayudará a focalizarnos en él y a no perder el tiempo en cosas que no aportan demasiado (redes sociales, WhatsApps, tareas no urgentes, etc.).
Pero ¿qué pasa con el móvil? Lo mejor es que, una vez estemos fuera del horario laboral, usemos el móvil solo si es una urgencia. “Es una herramienta más y dependerá del uso que le des. Es verdad que a veces te puede ser de mucha utilidad y ayudar a resolver cosas más rápido, pero el hecho de tener el móvil de trabajo no debe significar estar disponible 24/7, ahí es dónde debemos poner los límites”, afirma tajante Lorena de Diego.
CONSEJOS PARA LOGRAR DESCONECTAR Y SER MÁS PRODUCTIVA
Lo primero es planificar los momentos de ocio, tiempo libre y desconexión porque, si no, lo que haremos será dejar ese tiempo para los recados y las tareas. “En consulta lo veo mucho cuando pregunto a mis pacientes a qué dedican su tiempo libre y me dicen que a hacer la compra, a limpiar, etc“. No vale eso de si me da tiempo descansaré, si me da tiempo iré al gimnasio, o llamaré a mi madre, hay que marcarse unos horarios, tanto para trabajar como para disfrutar. Para lograrlo, es muy útil programarse las actividades: apuntarse a una clase que empieza a una hora concreta o comprometerse a quedar con alguien.
Después, aprender a poner límites, tanto hacia afuera (no responder a ese email o coger el teléfono fuera del horario, a no ser que sea realmente urgente), como hacia adentro, hacia una misma. Porque muchas veces somos nuestra peor enemiga y nos sentimos en la necesidad de estar presentes todo el rato. Aquí es importante transitar el miedo de ‘qué pasa si no contesto’, “porque, irónicamente, cuando haces ese trabajo te das cuenta de que no suele pasar nada”, confiesa Lorena.
El último punto clave de la productividad es organizarse el plan de trabajo diario o semanal, sabiendo qué es lo que queremos dejar hecho en esos siete días y el tiempo que le podemos dedicar a cada una de las tareas. ¿Algunos consejos prácticos? Elaborar listas de tareas u organizar temas según la matriz de Eisenhower: urgente/no urgente; importante/no importante. Y siempre conviene recordarse que es imposible llegar a todo, por lo que lo mejor será fijarse metas realistas teniendo en cuenta un margen de error por los imprevistos que pudieran surgir.